No cabe duda de que el agua es un elemento básico para la vida, y que generación tras generación, tribu tras tribu, imperio tras imperio, siempre se han fijado en este elemento para asentarse. No somos nadie sin agua y en Toledo saben mucho de ello y de la gran importancia que tiene el río
Tajo, tanto para su nacimiento como posteriormente para su consolidación como una de las grandes ciudades de la península así como para consagrarse como una de las más pintorescas escenas que pueden captarse en España. El Tajo es Toledo lo que Toledo es al Tajo.

El Tajo es el río más largo de la península ibérica. Sus 1.120 kilómetros le llegan a desembocar en Lisboa (Portugal), pero antes de llegar al país vecino bordea casi como en un coqueto encuentro medieval, la imperiosa ciudad de Toledo. Ese profundo abrazo que se dan ciudad y río les otorga
una de las mayores simbiosis de la Historia.

Uno de los mejores puntos para sacar la imagen panorámica de Toledo es desde la ermita del Valle. Pero sin duda, el antiguo puente de Alcántara y su proyección desde el alto Alcázar también le otorgan una de las mejores postales toledanas. Este puente de Alcántara, de estilo romano, data del
siglo I y es una de las grandes joyas de la arquitectura de Toledo.

Siguiendo esta ideal, se puede recorrer parte del perímetro de la ciudad de puente a puente. En este sentido, otro de los puntos a visitar es el del extinto acueducto romano y el Artificio de Juanelo. Por cierto, este nombre se debe a una de las mayores obras de ingeniería de la historia de la ciudad. El río y el agua eran tan importantes para Toledo, que el propio Carlos I (o Carlos V de Alemania), el hijo de Juana la Loca, cuando era emperador del imperio español y trasladó la corte itinerante a Toledo, quiso subir el agua del río Tajo hasta el Alcázar. Para ello contrató a un grupo de expertos que diseñaron un completo sistema de poleas para poder servir de este preciado líquido a su majestad, pero la tarea era tan compleja que nunca llegó a hacerse realidad.

Siguiendo la senda del río, también se pueden observar el Puente de San Martín y los baños de La
Cava, donde arranca un hermoso paseo hasta Toborno, que bordea la antigua Fábrica de Armas. Todo ello hace una agradable senda de unos 15 kilómetros, que son ideales para pasear y contemplar la belleza de la ciudad desde un punto de vista distinto, siempre en contacto con la naturaleza.

Lugares de interés en la ribera del río Tajo en Toledo

Si además tienes tiempo en tu visita a Toledo, te recomendamos que te alejes un poco del epicentro de la ciudad para seguir la ribera del río Tajo y poder contemplar algunos de los muchos elementos que están muy próximos a la orilla y que detallamos a continuación.

El Castillo de San Servando. Lo puedes encontrar en frente del puente de Alcántara. Data del siglo XI y la leyenda cuenta que el Cid estuvo alojado en sus aposentos. También llegó a pertenecer a la Orden de los Caballeros Templarios.

Los cigarrales. Esta zona tiene su origen en el Renacimento y en la visita turística de varios días a Toledo debería estar un paseo por estos bellos lugares. Hay que alejarse varios kilómetros de Toledo, pero este paraje merece la pena. Es una zona con casas que ofrecen una buena panorámica de la ciudad, que cuenta con una gran profusión de árboles frutales y actualmente hay varios cigarrales. Sin duda, el cigarral más famoso es el llamado “de los menores”, lugar favorito del ilustre Gregorio Marañón y de otros intelectuales de la generación del 27.

Parador de Turismo del Conde Orgaz. Está situado en esa zona de los cigarrales y ofrece una de las mejores vistas de Toledo. Con un edificio típico castellano, se puede contemplar la ciudad desde una perspectiva única.

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